Antes que el gallo cante
Por causa de to causa me destrozo
como un navío, viejo de aventura,
pero arbolando ya el joven gozo
de quien corona fiel la singladura.
Fiel, fiel…, es un decir. El tiempo dura
y el puerto todavía es un esbozo
entre las brumas de esta Edad oscura
que anega el mar en sangre y en sollozo.
Siempre esperé tu paz. No to he negado,
aunque negué el amor de muchos modos
y zozobré teniéndote a mi lado.
No pagaré mis deudas; no me cobres.
Si no he sabido hallarte siempre en todos,
nunca dejé de amarte en los más pobres.
PEDRO CASALDÁLIGA, Sonetos neobíblicos precisamente.
Nueva Utopía, Madrid 1966, 50.